Bartek nació en Bidgostia (Bydgoszcz), Polonia, una ciudad con cerca de 400 mil habitantes, ubicada entre Varsovia y Dánzig. Creció en Polonia durante una época en que el país se encontraba bajo un régimen comunista.
“En mi casa teníamos el entendimiento que familia es la gente que vive contigo. Creo que por eso tenemos un vinculo muy fuerte, especialmente con mi mamá. Ella era profesora de física en la Escuela Secundaria para Artistas. Siempre decía que difícilmente daba lecciones, que realmente era un espacio para hablar libremente de conceptos generales de física o arte. Para mí, eso la hizo una persona muy sensata, ella entendía que la gente de distintos orígenes y con distinta forma de pensar podía tener mucho en común.
Bartek a sus 50 años recuerda que durante su infancia Polonia estaba en su peor momento económica y políticamente. “Faltaba de todo, en las tiendas no había prácticamente nada. La gente hacía colas eternas solo para comprar pan o mantequilla”.
“Le enseño a la gente a pensar de manera innovadora. Siempre partimos el trabajo grupal explicando qué entendemos por innovación – desarrollar nuevas ideas con valor y que son factibles. Siempre decimos que nuestras mentes son muy buenas para desarrollar nuevas ideas, sean o no estas ideas forzadas ¿Cuándo estamos forzados? Cuando hay una necesidad. Existe un proverbio que dice “la necesidad es la madre de las invenciones” y yo nací en un país donde había muchas necesidades. Creo que, por eso, en parte, congeniamos con la gente de Latinoamérica, compartimos la experiencia de nacer donde hay escasez o condiciones difíciles, lo que inmediatamente significa que hay gente muy buena para crear buenas soluciones, tenemos que hacerlo y nuestras mentes pueden hacerlo”.
“Cuando abrieron el mercado y liberaron los precios de todo, la gente conoció la pobreza real de un día para otro. Un gran número de gente fue despedida de un momento para otro porque las empresas colapsaron porque no tenían ni un sentido en una economía libre, ya que eran mantenidas artificialmente por el gobierno comunista. Nuevas empresas empezaron a llegar al país y la economía empezó a crecer mucho y muy rápido”.
Bartek estudió lingüística en la Universidad de Poznan con un máster en Retorica Practica, se enfocó en el lenguaje de la manipulación y propaganda. Al salir de la Universidad consiguió trabajo en una compañía francesa-americana en Varsovia que, en ese momento, era la primera compañía de teléfono móvil en el país. “Aprendí mucho ahí, recibí muchas capacitaciones de gente de otros países, y, después de 5 años trabajando ahí me di cuenta de que no quería seguir trabajando así. Era aburrido, no tenía ni un impacto en la realidad. Mirando hacia atrás, te das cuenta de que uno tiende a racionalizar cosas que no son realmente racionales”.
“Una de las enseñanzas del psicólogo Daniel Kahneman es que el éxito es igual a trabajo duro más mucha suerte. Si no eres lo suficientemente suertudo incluso trabajando extremadamente duro no conseguirás el éxito, así mismo, con pura suerte y sin trabajo duro. Se debe tener de ambas”.
“Durante la pandemia, cuando el Global Leaders Program todavía no era un Summit, sino un taller decidieron hacerlo en Polonia, en Bielsko-Biała”. Por las restricciones de vuelo decidieron trabajar con gente local para los workshops y contactaron a Beata – esposa de Bartek – juntos hicimos un taller de dos días”.
A la semana siguiente Mark Gillespie llamó a Bartek y lo invitó a ser parte del siguiente Workshop en Washington DC. “Realizar un taller como este para la junta directiva de Orchestra of Americas Group, para que comprendan lo que estamos haciendo actualmente y cómo podemos tener un impacto real en las comunidades locales con las que colaboramos, y cómo podemos desarrollar este vínculo. Realmente espero cada año por esto, hacer más y más, es algo que disfruto hacer”.
Este abril será la segunda vez que Bartek participa como mentor del Innovation Summit que se desarrolla con emprendedores locales y los fellows del MBA del GLP en Panguipulli. “El hecho que nos invitaron a venir y trabajar con ustedes nuevamente significa que le damos el mismo valor a las cosas que hacemos. Por un lado, es un choque de energía para la gente de Panguipulli, y por el otro lado, tenemos mucho para enseñar y ofrecer a las organizaciones locales y a los fellows del GLP”.
“Finalmente, gente de otras partes del mundo, con vidas que se ven muy distintas, conversan un par de minutos y se dan cuenta que existe un lenguaje en común, un entendimiento común, y desarrollamos algo juntos. Una de las cosas que más valoro de mi trabajo es poder conocer gente que por un lado somos totalmente diferente y por el otro somos muy similares”