Mark Gillespie es actualmente el CEO de la Orchestra of The Americas Group y CEO cofundador del Instituto de líderes globales (Global Leaders Institute).
Nació en 1981 en Washington DC, Estados Unidos. Hijo de James y Cynthia Gillespie, Mark es el segundo de tres hijos.
Durante su infancia se define como un niño adaptable y tranquilo “mi hermano mayor y mi hermano menor tenían personalidades muy fuertes, así que yo tuve que aprender a adaptarme, era más tranquilo y callado”.
Un niño creativo, artístico y observador, con una infancia llena de viajes por el trabajo de su padre. James Gillespie, trabajaba como diplomático de la Embajada de Estados Unidos, por lo que junto a su señora Cynthia y sus hijos vivieron en Asia gran parte de la adolescencia de Mark.
“Desde muy pequeño y hasta que cumplí los 12 años viví en India, Indonesia y Singapur, lo que me permitió crecer alrededor de mucha gente de distintos orígenes y nacionalidades. Gracias a eso siempre he amado y apreciado diferentes culturas. Crecer en una época sin internet, sin redes sociales y donde se viaja mucho significa que cuando te vas de un lugar pierdes muchos amigos, no los vuelves a ver nunca más”.
Entre viajes y nuevos amigos, el piano fue una constante en la vida de Mark. “Era un niño musical. Seguía un método de enseñanza japonés llamado Suzuki, el cual te permite viajar por todo el mundo y seguir aprendiendo ya que todas la información que necesitas la puedes sacar de un mismo libro. En este método, cuando quieres aprender una pieza, antes tienes que escucharla muchas veces y aprendértela de oído, recién ahí puedes intentar tocarla en piano”.
Durante su adolescencia, Mark y su familia volvieron a Washington. Esta nueva etapa significó un cambio muy importante para Mark. “Fue un contraste muy grande para mí, ingresé por primera vez a la educación privada, donde tenía que usar uniforme y donde todos nos veíamos iguales, sin diversidad. Me costó acostumbrarme, pero eso me acercó aún más al arte y a la música. En esta escuela tenían shows de talentos y yo siempre participaba en ellos, incluso los ganaba a menudo, porque podía tocar música de oído y tocaba la música que a mis amigos les gustaba”.
Estos shows de talento terminaron por sedimentar la identidad de Mark como una persona musical. “Gracias a ellos fue mi momento de máxima popularidad, tocaba el piano y todos votaban por mí. Durante ese periodo extrañaba el lado internacional de mi vida, pero me sentía cómodo en la música, y ella se volvió mi escape. Aprendí también a escribir y componer música, y me gustaba mucho”.
Con la intención de volver a viajar, Mark negoció con sus padres la posibilidad de estudiar fuera del país. No querían que su hijo se fuera muy lejos, por lo que accedieron a que estudiara en Canadá. En la Universidad de Columbia estudió Filosofía y Composición Musical.
“Cuando terminé mis estudios me dije ‘quiero escribir música, ser productor musical, y escribir éxitos para la radio’. Ese objetivo fue mi vida por los siguientes 7 años de mi vida. Una novia que tuve escuchaba toda la música que sonaba en la radio, en ese tiempo yo estaba más enfocado en la música clásica. Gracias a ella pude ver que la música popular no era fácil, sino que era increíble, que quieres escribían este tipo de música eran genios realmente. Hacer algo que en todo el mundo puedan disfrutar es difícil”.
En ese tiempo Mark trabajó con productores y escritores muy reconocidos, y se relacionó con artistas destacados y con una larga trayectoria.
“Mandé mis demos a todos lados. Desde Nueva York me llamaron un día, me invitaron a trabajar con ellos como productor y compositor interno. En estos estudios usualmente hay un hombre a la cabeza, que aparece como compositor en todas las canciones, pero en realidad hay 10 personas trabajando para él, ayudándolo a escribir las canciones, colaborando, creando sonidos y beats, yo era una de esas personas”.
Mark trabajó con Rodney Jerkins, uno de los mejores compositores de todos los tiempos en términos de éxitos, con más de 20 nominaciones a Grammys y 4 premios ganados. “Tuve una experiencia increíble trabajando con él, pero en esa época no tenía la madurez necesaria para entender el lado de negocios de esto. La gente que conocí ahí me enseñó mucho, fue una experiencia muy enriquecedora culturalmente. Yo era el más joven de ahí, Rodney solo tenía un par de años más que yo y ya tenía un éxito masivo”.
La siguiente etapa en la vida de Mark continuó en Noruega, con la ambición de trabajar con Max Martin, productor sueco que ha estado relacionado con más de 24 canciones que han estado en el Hot 100 de Billboard. “En ese tiempo él era el mejor secreto de la música, ahora todos lo conocen, pero en ese momento lo era. Max había participado en todas las canciones que están en la radio. Así que quería trabajar con él”.
Un tiempo después, viviendo en Noruega, una lesión en la cabeza provocó una perdida significativa de la audición en el lado izquierdo. “Desde ese momento no pude realmente seguir escribiendo canciones o produciendo música. Cómo que perdí esa habilidad, así que renuncié a ese sueño como a los 27 y tuve que encontrar un nuevo camino”.
“Una amiga que trabajaba como manager de un festival de música en Noruega llamado International Chamber Music festival (ICMF) de Stavanger, me invitó a trabajar con ella, yo creo que le di pena. En ese momento yo no sabía nada de cómo llevar un festival, no tenía idea del lado de los negocios de esto, pero me atreví y fui avanzando hasta que finalmente llegué a ser el CEO de la Orquesta de las Américas. Durante 15 años trabajé en eso”.
“Los músicos ahí tocaban música popular, sus conciertos se sentían como conciertos de pop, pero eso fue lo que me llevó al Global Leaders Program. Durante los primeros 8 años trabajando en la Orquesta de las Américas aprendí como vender y construir tours, como recaudar fondos y presentar ideas, pero siempre me sentí inseguro y poco preparado porque mi historial laboral estaba en escribir canciones, no en negocios. Hilda Ochoa-Brillembourg, parte del Directorio, me sugirió que tomara un MBA en negocios. Postulé al MBA de la Universidad McGill de Canadá, una de las mejores en esta área, y además logré obtener la única beca que entregan para las artes.”
“Ser un emprendedor simplemente quiere decir ‘hay algo que quiero lograr. ¿Cómo lo hago? Hay un problema que quiero resolver. ¿Cómo lo soluciono? ¿Es eso sencillo? No es negocio. Los negocios vienen después, pero ser un emprendedor sí lo es. Quiero resolver un problema. ¿Cómo puedo solucionarlo? Quiero llegar a alguna parte. ¿Como puedo llegar allí? ¿Cómo puedo mover el mundo para que eso suceda? Esa es la forma en que piensa el emprendedor: tú lo haces realidad. Así que hice este MBA y luego hice muchos otros tipos de cursos.”
“Yo mismo me armé este camino. Global Leaders surge porque le quería dar a la gente en el mundo de las artes la capacidad de resolver sus problemas de negocios sin tener que gastar un dineral y sin tener que pasar por todo lo que pase para llegar a mi MBA”.
El objetivo del programa de lideres globales es encontrar gente que está trabajado en el mundo de las artes, haciendo cosas increíbles, que tienen un potencial enorme para ser mejores, más grandes y más fuertes de lo que ya son. Es darle las herramientas, el entrenamiento, la red de contactos, el apoyo y el vocabulario, y hacerlos darse cuenta que realmente pueden y que no están limitados a ser solo artistas o músicos, que pueden ser y hacer lo que quieran.
A través de la Orquesta de Las Américas Mark pudo conocer y recorrer Chile, y simplemente le encantó. Para el tercer o cuarto años del Programa decidieron que era necesario poder reunir a los estudiantes, ya que los cursos se realizan de manera online, y se decidieron en Frutillar.
El programa se realiza en enero, y una vez terminado los estudiantes recorren Chile formando parte y apoyando en distintos campamentos musicales que se realizan en el país. Así fue como llegaron a Panguipulli, colaborando con los campamentos que se realizaban en el programa Vive la Música. La colaboración conjunta concluía en creaciones maravillosas que continuaron por años. Con la llegada del Teatro Educativo nació una oportunidad maravillosa de traer a los estudiantes a Panguipulli.
“En Panguipulli pudimos encontrar gente con la que congeniamos y trabajamos de manera increíble en conjunto. La Corporación de Adelanto ocupa un lugar muy especial en mi corazón por la gente que la compone. Es un lugar con gente muy creativa y muy inteligente. Sus proyectos están enfocados en las personas y en que ellas logren sus metas”.
El sueño de Mark es que el GLP se transforme en el Harvard de los MBA para músicos y artistas. Que participen las personas parte de las mejores organizaciones del mundo. Un programa también en español que dure 4 meses para aquellos en Latinoamérica.